jueves, 2 de octubre de 2008

Ciudadanos educados

Hace poco que vivo en un pueblo pequeño donde la gente, mayor sobre todo, saluda al pasar por tu lado aunque no sepan quién eres o no vuelvan a ver tu rostro frente a ellos. Yo, tal y como me enseñaron mis padres, les respondo con la misma efusividad y el mismo respeto con el que ellos se dirigen a mí.

Yo no necesité una asignatura que me enseñara que debía esperar mi turno para hablar, no gritar, respetar a quien tuviera o no los mismos gustos o ideas que yo, ayudar a los demás en vez de fastidiarlos más… Pero soy consciente de que los tiempos cambian y yo tuve la suerte de tener a mis padres todas las tardes y fines de semana jugando conmigo y ayudándome a hacer los deberes. En cambio, hoy hay muchos niños que carecen de esa suerte y tiene que ser el colegio quien les enseñe todo lo que hay que saber sobre la vida. O, mejor dicho, todo lo que es correcto hacer a lo largo de nuestra vida.

Si el Gobierno ha decidido crear la nueva asignatura es que algo va mal, muy mal. Es triste que el vecino pique a tu puerta y te diga que tu hijo se porta mal. Pero, de todos modos, este es un paso atrás a una lucha muy duradera, liderada por la frase “la base de la educación está en casa”.

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